Si un árbol de mi colección merece una denominación tan marinera como la que da nombre al título de esta entrada ese es, sin lugar a dudas, el único fresno que forma parte de ella. El ejemplar en cuestión pertenece a la especie Fraxinus excelsior y quizás sea uno de los peores candidatos para hacer bonsái que me haya echado a la cara. Es un sujeto realmente indomable, engorda ramas muy lentamente, no ramifica nada bien, brota tarde y pierde las hojas muy pronto, a veces ya a mediados de agosto. En definitiva se "amotina" ante los cuidados que le prodigamos.
Menos mal que el protagonista de hoy posee otras virtudes que le permiten seguir estando en uno de los estantes de cultivo de mi jardín, de otro modo ya habría sido "arrojado a los tiburones".
PRESENTACIÓN
La planta que vamos a trabajar hoy mide algo más de un metro de altura. Cocretamente, la última vez que recuerdo haberlo medido, tenía 107 cms. Para que os hagáis una idea de su tamaño os muestro una primera fotografía con una referencia al lado, a la sazón una lata de refresco.
Vista previa frontal con referencia |
Parte trasera |
Lado izquierdo |
LAS INTERVENCIONES
Como dije anteriormente este ejemplar posee una serie de características que hacen que, de momento, siga en mi colección. Una de ellas es su vieja y craquelada corteza. Os la muestro para que os hagáis una idea, porque la verdad es que he visto muchos fresnos en riberas de río que no tienen esta calidad en la misma, incluso tratándose de árboles muchísismo más grandes que el mío.
Una característica como esta merece ser protegida, por eso el que surja musgo entre las grietas del craquelado es un problema.
Para eliminar este musgo indeseado utilizaremos, en las zonas de mayor acumulación, las propias manos. En la imágen de abajo se estaba arrancando de la zona del nebari.
Sin embargo también existen zonas en las que no es posible trabajar ni con las pinzas pues su uso, en ranuras muy estrechas, puede provocar el desprendimiento de botones del craquelado, lo cual no deseamos bajo ningún concepto. En estos casos yo me valgo de una instrumento utilizado por los dentistas y que os muestro a continuación.
A pesar de su aparente fragilidad os puedo asegurar que se trata de una herramienta muy resistente y dura, tanto es así que esta que veis lleva ya unos cuantos años conmigo y aún está como el primer día. Este pequeño artilugio nos permitirá llegar hasta los rincones más diminutos, permitiéndonos eliminar el musgo de esas ubicaciones y que de otro modo sería prácticamente imposible de sacar sin perjudicar la corteza.
Quiero llamar también vuestra atención para que os fijéis en la enorme cantidad de raicillas finas que crecían bajo la capa de musgo. Todas ellas serán recortadas para acabar de sanear la base.
El trabajo de limpieza se termina con una pasadita de escobilla, que tiene como fin arrastrar las partículas que hayan quedado desprendidas pero que todavía se resisten a abandonar su antigua ubicación.
Cuando nos vemos ante una situación como esta lo mejor, aunque nos duela, es cortar parte de la misma.
Realmente parece que perdemos tiempo en la formación cuando retiramos trozos como este. Es verdad, pero la ramificación que conseguiremos de cara al futuro estará mejor construída.
En el resto de rama que hemos dejado ya no es tan manifiesto el defecto, aunque aún haya quedado un pequeño trozo recto y sin movimiento. Sin embargo se ha mejorado mucho con respecto a la sensación inicial.
Otro tipo de solución para un problema similar es el que os muestro en la siguiente serie de fotografías. La rama era así inicialmente:
Lo mismo que en el caso anterior: rama con un tramo recto y grueso demasiado largo. En esta ocasión se decide que debe ser aprovechada dado que, por su ubicación, no tendríamos con que "tapar" el hueco que ocasionaría su eliminación. Sin embargo necesitamos darle algo de movimiento, concretamente precisamos que la rama se dirija hacia abajo, que pierda esa tendencia horizontal que tan desagradable resulta a la vista. Para conseguirlo podríamos tirar de ella mediante un tensor pero, si os fijáis bien, existe una zona débil en medio de su trayectoria, por lo que cabe esperar que pueda romper por ahí de obrar de este modo. Para ello se opta por aplicar una técnica diferente: sacar un bocado en la zona que queremos que la rama ceda.
Cubrimos la herida con pasta selladora...
... y a continuación la vendamos con cinta de injertar, colocada bien prieta para evitar deslizamientos de la corteza sobre la madera y que se produzca la menor cantidad posible de microgrietas que pudiesen comprometer el flujo de savia.
Ahora ya se puede colocar el tensor y tirar de la rama un poco hacia abajo.
Como se puede apreciar la pequeña doblez que necesitábamos ha tenido lugar por la zona que hemos debilitado de forma deliverada evitando, de este modo, un resultado final incierto.
Existen también casos en los que es posible aplicar otra técnica para aprovechar mejor una rama. Lo explico también con imágenes para que os resulte más comprensible. En este caso también disponemos de una rama con un tramo recto y sin disminución de calibre. Sin embargo tiene algo de ramificación atrás y delante de dicha zona que sí valdría la pena conservar.
En definitiva, nos sobra el trozo del medio, así que dividimos la rama en tres partes para prescindir de la central.
A continuación empatamos la punta con la parte de atrás y ya tenemos la vegetación mucho más cerca de la base.
El siguiente paso es inmovilizar bien la zona, a la vez que la impermeabilizamos, con cinta de injerto bien apretada.
A fin de evitar que la rama injertada se deshidrate o resulte perjudicada por el viento, el frío o el Sol, se cubre con una bolsa de plástico transparente. De este modo iremos vigilando la evolución de las yemas y, cuando comiencen a dar señales de vida, iremos abriéndola poco a poco para que se vayan acostumbrado a las condiciones exteriores. Sólo cuando la brotación haya sido feacientemente confirmada la sacaremos en su totalidad.
La disposición de las yemas en los fresnos es opuesta, esto quiere decir que siempre salen una a cada lado de la rama. Sin embargo la yema situada en el ápice de cada ramita es única, es la que se encarga de prolongar la longitud de la rama e inhibe, en cierto modo, que las laterales, situadas más atrás, se desarrollen dando lugar a nuevas ramitas.
Así que, a menos que queramos conseguir crecimiento en longitud y grosor, la yema apical debe ser eliminada si queremos fomentar la ramificación.
Justo debajo de la yema apical ya aparecen dos pequeñas yemitas opuestas...
En este caso se decide podar más abajo para aprovechar la gran cantidad de yemas latentes que están agrupadas en la parte basal de la ramita.
Observad en la siguiente foto como existen multitud de pequeñas yemas que esperamos estimular con este despunte.
A esta pieza le hacen falta algunas ramas más en varios puntos, por lo que algunas ramitas jóvenes como la que señalo con mi dedo meñique (a la derecha), o algún brote como el que toca mi dedo corazón, se dejarán crecer libremente durante la siguiente primavera, a fin de ir rellenando esos huecos que aún quedan por cubrir.
En la zona de la copa también he tenido que intervenir de forma bastante drástica. La razón es que algunas de las ramas de esta zona son de igual o superior longitud que las situadas justo por debajo, lo cual no contribuye a generar una silueta triangular. Realmente estaba más avanzada la ramifiación de la copa que la de muchas de las ramas importante del tronco.
Lo hay que ya viene en líquido, pero este que os muestro trae una presentación en forma de granulado.
Se disuleve un poco en agua...
...y se aplica con un pincel por toda la superficie del tronco, procurando incidir sobre todo en las zonas en las que antes teníamos acumulación de musgo.
El resultado final nos muestra al fresno con algo menos de ramificación que cuando comenzaron los trabajos de mantenimiento, pero es el precio que hay que pagar si queremos construir una estructura coherente de ramas.
Desde este punto se aprecia muy bien la curva que hay en la zona media del tronco principal pero, por la contra, en una visión lateral, da la sensación de que se escapa un poco hacia atrás. Es por ello que estoy barajando la posibilidad de variar su ángulo de plantación en el siguiente trasplante. De este modo el resultado final sería algo parecido a esto:
A pesar de lo que hayáis podido ver en esta entrada, la mejor época para hacer el injerto del que se ha hablado más arriba es a comienzos de la primavera. Tomad esta técnica sólo como meramente ilustrativa, no llegando a la conclusión de que sea ahora la época adecuada para llevarla a cabo.
Hasta aquí hemos llegado con la singladura de hoy, en próximas entregas visitaremos nuevos e interesantes puertos esparcidos por el mar del bonsái. Espero que hayáis disfrutado de la travesía, os espero en el siguiente embarque ¡ Bon voyage !
Juan Liñares
Me ha encantado la corteza, no me extraña que no hayas querido librarte de él pero si que es una especie lenta y desesperante.
ResponderEliminarSaludos, loli
Pues sí, la corteza es una de las cosas qúe más valoro en este especímen, por eso lo mantengo todavía, me parece inusual.
EliminarUn saludo Loli
Sin palabras. Una entrada para guardar, leer, releer y aprender, fijándose bien en todos los detalles, todos útiles.
ResponderEliminarEl árbol es un pedazo de árbol y justo esos detalles son los que marcan la calidad de un trabajo y de un bonsái, así como del artista que los comparte con nosotros.
Muchas gracias por mostrarnos el rumbo, que por lo menos mi brújula está a veces un poco mareada...
Un abrazo. César.
Gracias César, la verdad es que debo de ser un tipo un tanto peculiar porque disfruto muchísimo compartiendo lo poco que sé. Además con halagos como el tuyo, pues hombre ¿qué quieres que te diga?, se me incha el pecho.
EliminarUn abrazo de tierras hermanas
Buenas noches Juan, cuando creo que no me puedo sorprender más el capitán grita tierra y descubre un nuevo continente; increíbles trabajos, como siempre didácticos y para guardar frescos en la memoria para futuros cuidados de nuestros pequeñines; ciertamente especie desesperante, pero ese ejemplar bien vale la pena la paciencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Santi, la verdad es que tu eres otro de los que alimenta mi ego, siempre tan agradecido con estas entradas que preparo. Gracias de nuevo.
EliminarUn abrazo
Magnífico artículo, con todo lujo de detalles, que sepas que soy un fiel seguidor tuyo. Los injertos esos me recuerdan a cuando mi padre lo hacia en la finca de mi abuela con los árboles frutales. Gracias por hacernos disfrutar
ResponderEliminarQuien os debe agradecer el estar siempre ahí, soy yo. Sin vosotros este "Cuaderno de Bitácora" no tendría sentido, no me sentiría útil. Gracias a gente como tu cada día trato de mejorar un poco más para compartirlo con todos.
EliminarUn saludo desde Galicia
Mil gracias por compartir estos conocimientos de esta manera... ¡¡Esto es ser un maestro!!
ResponderEliminarSaúde
Muchas gracias a ti también Jordi, como ya dije a algún compañero, me siento respaldado con el seguimiento que hacéis de este humilde blog de bonsái.
EliminarUn saludo
Ahora entiendo aquello que decías de que en el detalle radicaba la diferencia...meticuloso hasta decir basta.
ResponderEliminarA ver si se me pega algo y empiezo a dedicarle más atención al detalle.
Un abrazo.
Querido Alberto, ya sabés, porque me conoces hace ya bastantes años, que ese es uno de los lemas que rigen mi rumbo en esta afición: hacer las cosas bien, o por lo menos lo mejor que se sabe. Otra filosofía no la entiendo.
EliminarUn saludo para Boiro
Esos son los árboles que cuando llegan los trasplantes o pides ayuda o sufres en solitario (casi como las almorranas)
ResponderEliminarLa corteza es muy bonita.
En tus manos será un árbol espectacular.
Un saludo.
Jose, la verdad es que tu advertencia llega tarde, mi espalda ya no está para muchos trotes. A pesar de ello aún manejo piezs como esta sin ayuda ¡Nadie quiere psasarse a echar una mano!...y mira que yo invito a los amigos...pero nada, en la estacada que me dejan. En fin, a seguir sufriendo en silencio, como bien dices.
EliminarUn abrazo para el norte de Ourense
Precioso ejempla y aún mas sabiendo que es un fresno.
ResponderEliminarGracias po estas lecciones de cultivo que habrá que tener en cuenta.
Saludos capitán.
Gracias Ángel, me alegra que te haya podido servir de algo esta entrada...aunque sea sólo para entretenerte un rato.
EliminarUn saludo para esa preciosa tierra, madre de sidra y buena gente.
muchas gracias por esta entrada, he disfrutado mucho con ella y me aplicaré la lección para otras especies, que esta no la tengo.
ResponderEliminarsaludos
¡ Rosanita, que alegría hija ! Me encanta que me visites...y más aún que te guste mi trabajo. Gracias por participar.
Eliminar¡ Un saludo para esa Valencia, faltaría más !
siempre es un placer leerte, un abrazo!
Eliminarmuy buen trabajo y explicado con todo lujo de detalles, una vez mas gracias compañero.
ResponderEliminarDe nada Alberto, si todos compartiésemos lo que sabemos la progresión sería más rápida. Para mí es un placer.
ResponderEliminarUn abrazo
impresionante lección ,me la guardo vaya compendio de técnicas ,lo del musgo ni idea que se pudiera dar un producto gracias por compartir un abrazo
ResponderEliminarGracias Puers por participar, como siempre. El sulfato ferroso es muy utilizado en jardineria, sobre todo para eliminar el musgo del cesped cuando prolifera demasiado. En este caso actúa como un herbicida selectivo, respetando la hierba.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Capitán, en esta entrada didáctica como pocas... o tal vez como todas, he aprendido cosas muy elementales pero muy interesantes (a los que sabemos poco de todo, todo nos resulta interesante). He aprendido a solucionar esos tramos rectos y cilíndricos que suelen ser un tanto habituales y que destrozan literalmente algunos proyectos y he aprendido cómo tratar ese musgo que aquí en el norte se encuentra como en casa.
ResponderEliminarEste "Amotinado" ha pasado de ser un marinero de trinquete a trinquete a ser un dócil marino de los que escriben en el mar y eso solo con una reprimenda. Si en el futuro persistiera en su aptitud pasada, debe ser puesto al sol sobre la verga del trinquete.
Un abrazo.
Gracias Yoyo por intervenir. Me alegro de que lo que voy publicando pueda serle de interés a alguien, abriéndole nuevos horizontes para solucionar los problemas que a todos se nos presentan, más tarde o más temprano, en el cultivo de bonsái.
EliminarUn abrazo bien apretado para esa querida tierra asturiana.
Muy buena entrada. Como siempre, gracias por el tiempo que le dedicas a tu cuaderno de... ¡de todos!.
ResponderEliminarUn abrazo
Me quedo con lo último que dices Carlos, que este Cuaderno sea de todos. Gracias por el seguimiento.
EliminarUn abrazo para Sanse desde esta apartada esquina
Magnifico trabajo y explicación.
ResponderEliminarTodo un lujo.
Un abrazo y sigue así.
Muchas gracias Salva, como has comentado en tu blog, se agradece que después del trabajo que da la preparación de entradas como esta luego le gusten a quienes nos visitan.
EliminarUn abrazo.
Buen trabajo como siempre Capitán, estoy encantado de pertenecer a está tripulación.
ResponderEliminarsaludos
También este capitán esta orgulloso de contar con marinos como tú. Gracias por participar.
EliminarUn saludo
Da la impresión de que es demasiado trabajo para lo que te ofrece el árbol (aunque mirándolo bien, a mi me gusta)pero cuando nos encariñamos con un ejemplar, es difícil desprendernos de él. Buen trabajo y gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos.
Martín, como ya comenté al principio de la entrada, la verdad es que se trata de un árbol muy desagradecido, del que realmente no espero demasiado. Si se tratase de otra especie más apta para bonsái, en el tiempo que lleva conmigo este fresno, ya estaría de lujo. En este caso no es así, pero sigue salvando el pellejo.
ResponderEliminarUn saludo
Buenas Juan
ResponderEliminarRevisando viejas revistas de Bonsai Actual me acordé del amotinado. En el número 50 hablan de la técnica para provocar la brotación trasera en los fresnos. Supongo que lo podrás conseguir.
Un saludo
¡ Uf, se me había pasado este comentario ! Perdón por no responder antes. Gracias Larru, la verdad es que creo que debo de tener casi toda la colección , así que le echaré una ojeada.
EliminarUn abrazo