lunes, 25 de febrero de 2013

Cocinando al "Repollo"

INTRODUCCIÓN

    El trabajo que os traigo hoy tiene como protagonista a un Juniperus chinensis "Sargentii" de tamaño pequeño - mediano. Forma parte de una colección particular, cuyo propietario me encargó la puesta al día del ejemplar. Las instrucciones que recibí de él fueron claras: "Quiero que la copa termine en un ápice más estrecho, siempre me ha parecido un repollo y repollo sigue siendo". Bajo estas premisas no demoro más la presentanción del material para que os hagáis una idea de lo que su dueño quería decir. Basicamente, amén de haber perdido la definición de las masas de verde, la copa era demasiado chata, excesivamente amplia en su parte superior. De este modo el triángulo imaginario que debía describir, tenía los vértices poco marcados.

Frente del Junípero

Lateral izquierdo
Lateral derecho
Parte trasera


Vista cenital

MANOS A LA OBRA

     Cuando el árbol que se va a trabajar necesita alguna intervención a nivel de la madera muerta, simplemente se comienza por esa operación. No es buena idea, por ejemplo, andar tallando, pelando corteza, etc. una vez que la copa esta definida, ya que andaríamos manoseando y probablemente estropeando el trabajo realizado con anterioridad.

    En este caso he tenido que realizar varias intervenciones relacionadas con el saneamiento de la madera. En concreto, las raíces aereas que se aprecian en la foto siguiente, estaban muertas.


    Como no tenía sentido seguirlas conservando como estaban, se pelaron y redujeron en longitud, de este modo se aumenta su durabilidad al no tocar el sustrato.

    La zona de debajo del jin, que os muestro en la imágen siguiente, estaba muerta. En este caso se iba a pelar dicha zona, creando una zona de madera más amplia en la que la base arrancaría con un shari que luego conectaría con ese jin.


    Otros jines de la parte superior, necesitaban también de una intervención. Los cortes que se dejaron cuando se crearon todavía no habían sido refinados.


    Al margen de las distintas intervenciones a nivel de la madera, el punto principal a corregir era el ápice de la copa, no en vano esa era la gran preocupación de su propietario. En la foto de detalle se puede apreciar su "no forma".


    Evidentemente otra tarea a acometer y que no se podía dejar sin realizar, era la limpieza de la vena viva. Tras su puesta a punto y la de la madera muerta, el aspecto del árbol ya lucía de otro modo.


    Un detalle de la base, donde se puede observar la incorporación de las raíces aereas a la madera muerta.


    Ahora había que comenzar con la fase de alambrado, sin duda la más tediosa en la formación de un bonsái. En este caso nos encontramos con un ejemplar que tiene una marcada tendencia a formar ramilletes en forma de pompones, lo cual no facilita demasiado el trabajo.


    La primera rama de la derecha, que desciende de un modo acusado, es también la primera en recibir el alambre, en este caso de cobre. Siempre lo uso de este metal para el modelado de los Juníperos y de los Pinos. Me gusta especialmente para estas Coníferas. En otras, como el Tejo, prefiero el aluminio.


    Poco a poco se completa el alambrado de todo el árbol. La imagen de abajo muestra al árbol una vez terminada dicha operacion. Naturalmente las ramas aún no se han movido, no se ha modelado ni definido ninguna capa.


    Visto desde un lateral el árbol caía hacia atrás en su parte superior. Tenía un buen arranque, pero tras la primera curva a la izquierda el movimiento del árbol se escapaba hacia la parte posterior.


    Para solucionar este efecto, se varía algo el ángulo de plantado. Con ello se consigue un árbol un poco más alto, pero con la segunda parte del tronco sin caída hacia atrás.


    Siempre incido mucho a los aficionados con los que trabajo, sobre la gran importacia que tiene definir bien los perfiles inferiores de las ramas. Debemos de crear volumen, pero siempre hacia arriba y hacia los laterales. La parte de abajo de las ramas debe quedar limpia, sin brotes dirigidos hacia bajo, sin hojas. Se debe poder observar la distribución de la ramificación si se desea, sin estorbos de ningún tipo. En este caso había mucho que limpiar.


LA RESOLUCIÓN FINAL

    La definición de las masas se ha realizado de forma concienzuda, no en vano ha demorado durante varias horas más la finalización del trabajo. Poco a poco se fue creando una nueva imágen para este árbol, una imágen que fue captada a primeras horas de la mañana, antes de ser entregado, de nuevo, a su propietario. La rama colgante se ha subdividido en 5 capas, aunque no todas se aprecian en la fotografía rompiendo, de ese modo, con su antigua pesadez visual,  originada al ser tratada como una masa única.


Frente final del árbol
     Como véis, aparte de cambiar la inclinación del Junípero, también se ha girado de modod leve, tal vez unos 10º aproximadamente, en el sentido contrario de las agujas del reloj. De este modo conseguí una mejor salida de las ramas.

   Cuando estaba fotografiando la parte trasera de la planta, los primeros rayos de Sol de la mañana dibujaron una bonita silueta sobre la pared que tenía como fondo. Me pareció una imágen curiosa, por lo me pareció muy adecuada como imágen final de esta entrada. La comparto con vosotros.


    Tres cuartos de hora más tarde su propietario recibía de nuevo su bonsái. Quiero imaginar que le gustó, al menos la cara de sorpresa cuando se lo entregué lo decía todo. Sólo pudo soltar una exclamación: "Se acabó el repollo".

    Espero que os haya gustado esta nueva travesía por los mares del bonsái. Os espero en la siguiente aventura, ven, ¡enrrolate conmigo!.

    Juan Liñares

sábado, 16 de febrero de 2013

A niño pequeño, zapatos chicos

INTRODUCCIÓN

    Al Almez protagonista de la entrada de hoy siempre le vi cierto potencial, no obstante debe de llevar conmigo más de diez años. El caso es que había algo que sin embargo no me acababa de convencer. No sé si os ha pasado en alguna ocasión, pero es de esos árboles que tiene un tamaño "complicado". Para ser un sohin es un poco grande y para ser un chuhin es pequeño de más. Vamos, ¡ que ni arre ni só ! Quizás fuese esta circunstancia, unido a mi escasez de tiempo, la que provocó que quedase, durante todo un año, no abandonado, pero sí sin haberle hecho nada. Solo agua, abono y algún tratamiento fitosanitario. A principios de noviembre lucía el aspecto que os muestro a continuación.

Frente
Lado derecho
Parte trasera
Lado izquierdo

ALGUNOS COMENTARIOS PRELIMINARES

  a) Al haber tenido un crecimiento libre durante tanto tiempo, la mayoría de los brotes habían crecido mucho en longitud. Este hecho ya lo habéis visto en las fotos anteriores, pero ahora os lo muestro con mayor detalle.



    b) La zona del nebari estaba semioculta bajo una capa de musgo. Incluso parte de él comenzaba a colonizar el tronco. También quedaban sobre la superficie algunos restos de abono.


    c) El alambre, a pesar del tiempo transcurrido, no estaba clavado, tan sólo comenzaba a marcar algún punto en concreto, pero nada serio. Lo que sí tenía es que había perdido totalmente el color. Algunos ya sólo mostraban el corazón de aluminio, habiendo perdido toda su capa de anodizado. En esto, como sabéis, también hay calidades y este no debía ser de la mejor.


    d) El último tramo del árbol, el que formaba el ápice, era cilíndrico, sin conicidad y tenía una fea cicatriz causada al haberse clavado un alambre hace ya unos años.


    e) También había algunas ramas que tenían tramos rectos demasiado largos. Esto ya es algo antestético en la mayoría de los casos, pero cuando estamos trabajando con tamaños pequeños, lo es todavía más.



SOLUCIONANDO ENTUERTOS

    La tarea por la que di comienzo las labores de mantenimiento y reforma fue la retirada del musgo superficial. Además eliminé el que comenzaba a subir por el tronco. En este caso no era demasiado grave al no tratarse de un ejemplar en el que la corteza fuese delicada y vieja, pero sí es necesaria tal operación aunque sólo sea por motivos estéticos. Tras la retirada de la capa de musgo puede comprobar que el árbol necesitaba un trasplante urgente, el cepellón estaba "petado" de raíces, formando un bloque que ya era demasiado compacto.



    Os muestro de nuevo el árbol tras la retirada del musgo.


    El árbol pasaba de los 30 centímetros de altura, pero mi intención era que quedase por debajo de los 25. Así que, una vez decidida la actuación a realizar, tocaba rebajar altura. El simple hecho que veis abajo se hace rápido,, pero a mí me tuvo dudando durante meses. Sólo cuando estuve completamente seguro de que el árbol mejoraría, me decidí llevarlo a la práctica.


    Direis muchos ¡qué pena!, pues he de decir que no tanta, ya que tuve la previsión de esquejar el ápice. Si arraiga ya hay ahí una buena base.

    Esta otra rama tenía un cambio de dirección demasiado brusco, aparte de sobrarle longitud al haber reducido el tamaño global de la planta.


    Así que la solución era también cortar.


    Resultado:


    Tras la poda de las partes no aprovechables defolié todo el árbol. No es que le quedasen ya muchas hojas, pero las que aun tenía podían dificultar el alambrado. Una vez desprovisto de jojas el árbol presentaba este aspecto.


    Evidentemente lo que más trabajo me iba a dar era rehacer el ápice, ahora se veía un tanto raro.



    Luego tocaba alambrar, evidentemente. Me ahorro fotos de detalle del proceso, pues ya es bien conocido por todos. Os muestro el árbol una vez alambrado.

Frente

Parte trasera

Lateral derecho

Lateral izquierdo
    Ya os habréis dado cuenta de que la maceta es demasiado pesada para la nueva dimensión del árbol. Ya lo era antes y ahora esa sensación se ha acrecentado. Como estamos todavía en Noviembre decido trasplantar el árbol un poco más adelante, mientras tanto me dedicaré a buscar un tiesto que le siente mejor. Como se puede observar he tenido que volver a colocar un poco de musgo en la superficie del sustrato, el riesgo de heladas podría dejar tocadas esas raicillas que ahora se encontraban en la superficie.

    A finales de enero tuve la suerte de encontrar un tiesto que me podría servir para el Almez y, además, estaba bien cerca: en la tienda de mi buen amigo Kingii.



    Pero nada mejor que ponerla al lado del bonsái, aun en su anterior maceta, para darnos cuenta de la reducción de tamaño que supone.


    Y esta semana volví a sacar el musgo, en esta ocasión no fue dificil pues sólo estaba posado sobre la superficie. Desde noviembre todavía no había tenido tiempo de establecerse de un modo firme.

    Corté los alambres que todavía anclaban el árbol, pero en ese momento ya noté una gran dificultad para extraer el ejemplar, tal era el grado de compactación del cepellón. Así que traté de lavar con agua a presión el mismo, esperando conseguir cierta flojedad.


    De este modo algo aflojó, pero aun así tuve que echar mano de un destornillador para poderlo sacar completamente. La imagen que os pongo a continuación es ciertamente curiosa. Resulta que una vez en el exterior el cepellón es como si se expandiera. Decidme sinó si no parece increíble que cogiese dentro de la maceta.


    Realmente ¡ tenía mucha falta de trasplantar !.


    La verdad es que no me anduve con muchos miramientos y reduje el cepellón muchísimo. Mirad la parte inferior del mismo una vez terminada la labor. Se observa como se han reducido drásticamente algunas raíces fuerte, de las que se dirigen directamente hacia abajo.


    Está visto que el nebari no es uno de los fuertes de la planta, al menos de momento, no hay más que verlo en esta otra toma.


    Esa cicatriz que véis a la derecha es el resultado de haber eliminado una antiestética raíz con demasiado protagonismo.


    Esta zona del nebari es particularmente antiestética. Es circular y no tiene raíces superficiales en un tramo muy grande.


    Para tratar de solucionar el problema de cara al futuro, realice una serie de incisiones en todo el tramo problemático.


    Luego apliqué hormonas de enraizamiento para esquejes leñosos.




RESULTADO FINAL

    A continuación tuvo lugar la plantación en su nueva maceta, ya era hora de saber si le sentaban bien sus "zapatos nuevos".

Lateral derecho

Lateral izquierdo

Frente
    Bueno, pues revisando las fotos, parece que me he olviddo de hacer la de la parte trasera. Sin embargo tengo esta otra, con la que termino la entrada de hoy. En ella se ve al Almez en su nueva maceta y al lado de la antigua. Parece que no le ha sentado nada mal el cambio ¿no creeis?


    El capitán dirige sus pasos hacia el camarote. Su rostro cansado refleja, no obstante, la satisfacción del deber cumplido. Una nueva etapa culminada con éxito. Atrás queda la dureza de la mar, la dureza de la vida, esa misma dureza que le hace saborear más intensamente cada nueva conquista.

    Os espero en el siguiente embarque, no faltéis, paso lista.

    Juan Liñares