sábado, 28 de enero de 2012

Maquillaje

    Hola de nuevo a todos, hoy voy a mostraros uno de esos trabajos rutinarios en los que normalmente los aficionado invertimos la mayor parte del tiempo destinado a nuestros árboles. Se trata de la típica labor de mantenimiento de un Junípero, algo que ya os debe resultar muy familiar.

    La planta protagonista de la entrada de hoy es un pequeño Juniperus chinensis que ya lleva unos cuantos años conmigo. Procede de una partida de árboles importados, de esos que vienen con un tronco muy contorneado pero con la copa si haber sido trabajada nunca. El ejemplar ya ha participado en varias exposiciones de bonsái, llegando incluso a lograr una mención de honor en uno de los Congresos Gallegos que se han celebrado. Es de tamaño sohin.

    Durante la estación de crecimiento del 2011 no se le ha tocado. Se le ha dejado crecer y fortalecerse con total libertad. Ahora le ha tocado la hora de pasar de nuevo por la sección de "maquillaje". Como siempre comienzo por mostraros una fotografía del junípero antes del trabajo.


    Con el paso del tiempo y ayudada por los riegos la madera seca ha ido cogiendo verdín:


    Tocaba limpiarla y sanearla. También la corteza había formado nuevas placas que hay que retirar. En ellas también se puede apreciar la acumulación de verdín.





        Nos armamos de las herramientas necesarias para realizar la limpieza tanto de la madera como de la vena viva...


    ....y nos ponemos a trabajar. Fijáos en la diferencia que hay entre las partes que todavía no han sido saneadas con las que ya lo han sido.



    Para ir arrancando las plaquitas de corteza vieja he utilizado también una heramienta manual que me resulta de mucha utilidad; os la enseño para que veáis su forma.

   
    Esta operación debe realizarse con la máxima precaución. El objetivo es retirar toda la corteza vieja sin dañar las capas vivas que hay debajo. Por ello tenemos que manejar el instrumento con cuidado, evitando pinchar las capas inferiores con la punta del mismo.
Tras esta operación una buena limpieza, con agua y un cepillo de cerdas no demasiado duras, nos ayudará a conseguir la coloración rojiza tan característica de la especie. Se puede pasar también una lija de grano fino para eliminar algunas imperfecciones, pero dado que el ejemplar no iba a ser expuesto en breve consideré que con un buen cepillado bastaba por ahora.



    Al haber dejado a la planta crecer a su aire durante toda la temporada de primavera - verano el tronco también ha engordado. Por eso he considerado que le daría un "plus" al diseño ampliar el shari hasta un poco más arriba. Si observáis nuevamente la foto anterior os daréis cuenta de hasta donde llegaba antes; en la de abajo se aprecia la ampliación realizada.


    En alguna zona, a mitad del tronco, la vena viva había engordado tanto que había estrechado el shari hasta hacerlo demasiado fino. Había que volverlo a abrir. En la imágen de abajo podéis apreciar esta ampliación. Debido al engrosamiento del tronco esta zona se muestra más abultada, quedando el shari primitivo más hundido. Hemos ganado en textura, igual que ocurriría en la naturaleza.


    Tras la limpieza había que hacer una poda de refinado para eliminar las ramitas débiles, los brotes mal situados que se habían desarrollado en primavera y reducir la masa verde para que resultase más ligera. Abajo podéis ver como se encontraba el árbol a medio camino de estas operaciones.


    Un buen alambrado nos ayudaría a lograr de nuevo una imágen nítida de nuestro árbol, con los pisos bien definidos y colocados en sus lugares adecuados. Os lo muestro tras haber terminado la colocacíón del alambre y haber situado las ramas en su lugar.


    Aquí aun no se había tratado la madera con líquido de jin, de hecho esta operación la he demorado un par de meses (el trabajo descrito hasta ahora data de noviembre) para darle tiempo de que secasen las nuevas áreas de madera muerta. Las fotos finales se han realizado hace un par de días y en ellas ya se nota una madera más blanqueda, que contrasta claramente con la tonalidad de la corteza. Lado derecho.


    Parte trasera.


Lado izquierdo.


    Y frente.


    La verdad es que viendo las fotos me doy cuenta que la que he tomado de noche resulta mucho más artísitca que estas últimas. Habrá que hacerlo más frecuentemente. Bueno, espero que os haya gustado el trabajo. Hasta la siguiente entrada.

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    "Veía con claridad meridiana cuáles eran las virtudes de un pesca. Con el pez el instinto, un olfato especial que el mismo trabajo te enseña pero nunca te enseña del todo, un algo que se lleva en la masa de la sangre y que decide la red aquí y no una milla más al norte. Y con el hombre los cojones, que es un demasiado el convivir en una cáscara de nuez marea tras marea, la autoridad es cuestión de redaños, de estómago, de no irte por los pantalones en el momento crítico. Esas son las dos virtudes del pesca, instinto e intestinos".

        Del libro "La mar es mala mujer", de Raúl Guerra Garrido.

3 comentarios:

  1. Gracias por la lección y por la reseña del final.

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  2. Bonita definición de las virtudes del pesca y, como no, pedagójica esta entrada sobre el Junipero.
    Tengo una sabinita prácticamente idéntica, por lo que tomo buena nota.
    Un abrazo, Juan

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  3. Vaya cambio Juan. Ese pequeño a quedado listo para recibir miradas.
    Saludos

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