jueves, 15 de marzo de 2012

La flor del ciruelo

    Estos días trabajar al pié de los árboles, a lado de los bancos de cultivo en el que descansan durante todo el año,  resulta más agradable: la espectacular floración del ciruelo es la responsable. Su delicadas flores blancas, impolutas, como si sobre ellas no se depositase ni una sola mota de polvo, alegran la visión de quien las contempla. El sutil aroma que desprenden perfuman un ambiente otrora vacío de olores, ya es primavera...aunque esto no sea "El Corte Inglés".


    Este árbol procede del acodo que le realicé, hace ya algunos años, a un ciruelo que tengo plantado en la finca. No es que sea una cosa del otro jueves, pero sólo por este par de semanas maravillosas que me regala cada año vale la pena cuidarlo.


    Hace mucho tiempo que pienso que las flores en bonsái, cuanto más simples sean, mejor. La del ciruelo es un ejemplo típico: flores simples con sólo cinco pétalos albinos que le dan una elegancia fuera de lo común.

   
    Hace unos días miré con malicia de nuevo para la planta madre...tal vez esconda nuevos potenciales bonsái. No dejaré que mi ciruelo sea hijo único, algún hermano le hará compañía en el futuro.


    Espero que os haya gustado la presentación, que aunque la he incluido en el apartado de nuevas adquisiciones, no lo es. Ya comentaba más arriba que lleva ya unos cuantos años conmigo, pero es la primera vez que lo presento en público.

    Un saludo a todos. Este velero no para de surcar nuevas aguas, ¡ hasta la próxima singladura !

1 comentario:

  1. Precioso y espectacular.
    Efectivamente las flores ponen una nota diferente y muy agradable.
    Saludos.

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