Cuando allá por el año 2.000 Luis Vallejo publicó su libro "Bonsai, escultura y naturaleza" se me iluminó la cara al llegar a su página 206. Allí el autor afirmaba lo siguiente: " El madroño es una de las frondosas perennes más atractivas de nuestro entorno para su uso en jardinería y en bonsái. Es interesante tanto por sus hojas de un verde brillante, sus flores blancas y sus frutos anaranjados, cuyas respectivas apariciones se solapan en otoño, como por su magnífica respuesta a la poda.
Es una de las especies autóctonas con mayor proyección de futuro en su uso como bonsái".
Estas palabras, salidas de pluma de una de las personas más reputadas en esta afición, me hicieron creer que era una especie de "adelantado a mi tiempo", no en vano acababa de comenzar a cultivar al protagonista del que tratará la entrada de hoy. Desgraciadamente las previsiones de Luís no se han cumplido, siendo todavía hoy escasísimos los ejemplares de madroño que se pueden ver en exposiciones. No ha cuajado, no sé muy bien porqué, pero no se ha ganado la simpatía del aficionado medio. Todavía a día de hoy no conozco más allá de media docena de ejemplares de cierto empaque, repartidos por el territorio nacional.
El trabajo que tocaba en esta ocasión era totalmente rutinario, un trabajo de mantenimiento en toda regla, pero que no se debe descuidar si queremos que la progresión del ejemplar continúe.
El aspecto de la planta antes de ser trabajada resultaba, cuando menos, algo abandonado. Os lo muestro para que os hagáis una idea.
Parte trasera |
Lado derecho |
Lado izquierdo |
Frente del madroño |
EL DESARROLLO DE LAS TAREAS
Una toma de detalle de la superficie del sustrato ya nos puede dar una idea de buena parte del trabajo que deberemos acometer.
Como véis hay malas hierbas que deberemos arrancar, todavía permanecen sobre la superficie las canastillas de abono, inútiles ahora...
...y que será necesario retirar.
Fijaos las marcas que quedan en el sustrato en los lugares en los que antes estaban las canastillas. Ahí no cre el musgo, pero en ocasiones sí encontramos raices del propio árbol o incluso algún gusano, como el de la foto.
El musgo también comenzaba a ser un problema, invadiendo buena parte del nebari, algo de la parte baja del tronco, etc.
En el nebarí incluso hay embutida una piedra, que acompaña al árbol desde su vida salvaje, que ahora no se vé por la presencia de musgo y suciedad. Habrá que limpiarla para que se pueda ver.
Otro problema a resolver es eliminar la capa de verdín que ha colonizado la madera seca.
Incluso entre las hojas se pueden ver restos de hojarasca enredados, provenientes de otros árboles colindantes. Hay que retirarlos también.
Alguna ramita seca también aparece entre las hojas. Las podaremos a ras.
Sobre la corteza viva también habían emergido algunas setas. Debo retirarlas, puesto que no resultan demasiado estéticas ni visualmente dan una imágen de limpieza en el árbol.
Quizás uno de los defectos más importantes y que juega en contra de la especie para ser usada en bonsái, sea su enorme tendencia a contraer roya. Las hojas se cubren de un montón de manchas, circulares por lo general, de un feo tono negruzco. Un clima como el gallego, con tanta humedad, no hace más que agravar el problema.
Coincidió además que el año pasado he instalado riego automático en el jardín, parte del cual actuaba en todo el árbol, incluída la copa. Me he dado cuenta de que este tipo de riego es perjudicial para el madroño, contribuyendo sobremanera a la expansión de la roya, sobre todo en verano. Ya sabéis: calor + humedad = caldo de cultivo. Para el año que viene ya tengo diseñado un plan personalizado de riego, sin mojar la copa. Mientras tanto y para atajar el problema que ya tenemos, se ha optado por defoliar absolutamente todo el árbol.
Luego le he aplicado un tratamiento para rosales específico contra la roya, pero que me funciona muy bien con los madroños. Se trata de que la nueva brotación salga ya sana desde un principio; recordad que ninguna de las hojas afectadas se puede curar del todo. Se puede frenar el avance de la enfermedad, pero no devolverle un aspecto lozano a hojas muy atacadas por la enferemedad. Por eso, para tener una nueva copa totalmente saneada lo mejor es optar por comenzar de nuevo, en este caso defoliando.
Lo malo de este procedimiento es que también he tenido que renunciar a algunos racimos de flores que adornaban el árbol.
Al estar el madroño sin hojas se aprovecho para desalambrar todo el árbol. De este modo podría volver a colocar un alambre nuevo más fácilmente. En la siguiente foto podéis ver ya la primera rama de la derecha alambrada.
Si os fijais bien en la parte izquierda se ve una pinza de color verde, que señala esta rama.
Como véis, se trata de una rama que no está nada ramificada. Tan sólo es un eje con algunas ramillas en la punta...pero demasiado a la punta. Hay un tramo sin nada demasido largo, como bien se aprecia en la fotografía. Si a esto le añadimos que sale del mismo punto que otras dos ramas...
...es fácil tomar la decisión más sensata: cortar.
FINALIZACIÓN DEL TRABAJO
Una vez finalizados los trabajos que os he ido enumerando en el apartado anterior, tocaba tratar la madera con líquido de jin. Días más tarde le aplicaré también endurecedor para frenar su degradación. Tras esta operación rutinaria, algunos detalles del árbol ya comenzaban a brillar con luz propia, tal es el caso de la piedra incrustada de la que os había hablado antes...
...la vena viva contratando con la madera muerta, la parte trasera del tachiagari con su impactante madera,
o la poderosa parte frontal de la base de este madroño.
Las imágenes finales del árbol de "cuerpo entero" os las muetro a continuación.
Parte trasera |
Lateral izquierdo |
Lateral izquierdo |
Lateral derecho |
Frente |
Otra vista del frente bajo la luz de un foco lateral |
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Estado del madroño en Septiembre de 2.002, hace 10 años. |
El árbol que os he presentado hoy podría considerarse una "rara avis", uno de esos ejemplares de una calidad media decente pero perteneciente a una especie francamente inusal. Ni que decir tiene que estoy muy orgulloso de lo que he conseguido hasta la fecha, pero prometo enfocar el trabajo de los próximos años en conseguir un refinamiento todavía mayor que me pueda permitir, en el mejor de los casos, presentar al "Deseado" en alguna exposición de primer orden. Será árdua la tarea, pero trataré de disfrutarla a cada paso. Prometido.
Juan Liñares, siempre a vuestra disposición.
Feliz Año 2.013 para toda la gente de buena voluntad