viernes, 28 de marzo de 2014

Erica

    Hace como un par de meses que Aleixo Seixo me entregó una pequeña maceta irregular que le había encargado. En realidad formaba parte de un pedido en el que el sujeto principal era una maceta de mucho mayor tamaño, cuyo destino había de ser un árbol de gran formato. Le pedí que, ya puestos, me hiciese un tiesto para una planta de acento que llevase los mismo tonos de esmalte que su hermana grande. Así podría combinarlas a mi antojo.

    El resultado, como ya nos tiene acostumbrado Aleixo, me gustó, como casi todo lo que hace este chico. Los que no le conozcáis y queráis ver una muestra de su trabajo, podéis hacerlo en el siguiente enlace:

                                           http://ceramicasfuisca.blogspot.com.es/

    Después de esta breve introducción creo que ya ha llegado el momento de presentaros la macetita en cuestión, esta es:


    Una vista desde el interior, donde se ve el cuño que identifica a su autor:


    En la vista de la parte inferior se ve la firma y el año de elaboración:


    Más de cerca:


    Por otro lado, tenía desde el año anterior una Erica plantada todavía en su maceta original de vivero. Se trata de una planta que adquirí pensando en hacer algún acento para acompañar a algún arbolito. Este es el ejemplar:


    Ni que decir tiene, porque bien se ve, que es de flor blanca...


    Sacamos la planta de su contenedor y observamos que tiene un buen cepellón de raíces:


    Como, evidentemente, era imposible meter todo eso dentro de la nueva maceta de cerámica, ha habido que tomar por la vía de en medio y ser un tanto drásticos:


    Ponemos la rejilla en el tiesto nuevo:


    Ponemos una ligera capa de drenaje:


    Y, por último, aquí os presento el aspecto final de la composición. Este trabajo ha sido realizado hace más de un mes y, de momento la planta ha respondido a la perfección, de hecho ya está brotando nuevamente.


    Espero que esta entrada, en esta ocasión referida a la creación de una nueva planta de acento, os haya gustado. De no ser así trataremos de hacerlo mejor la próxima vez que zarpemos del puerto.

    Juan Liñares

domingo, 23 de marzo de 2014

De planta para jardín a maceta de bonsái en un año.

INTRODUCCIÓN

    La Escalonia rubra, conocida popularmete como Escalonia o Sietecamisas, es una especie perenne, que puede llegar a alcanzar una altura de hasta siete metros en su zona de origen (América del Sur), si bien fuera de ella se suele quedar entre los dos y los cuatro. Su hoja es de un verde brillante, con una forma característica y se suelen utilizar para formar setos ya tupe muy bien.

Foto de seto de Escalonia rubra bajada de la red

    No es una planta especialmente exigente y, en jardinería, tiene fama de ser bastante resistente a la sequía. No obstante no les gusta demasiado el frío, por lo que si se puede se le debería dar algo de protección frente a las bajas temperaturas. Prefiere suelos ligeramente ácidos, no mostrando un buen crecimiento en suelos calcáreos.

    Es apreciada por su copiosa y duradera floración, formada por pequeñas flores en forma acampanada y de un color rosa vivo.

Flor de Escalonia rubra bajada de la red

EL COMIENZO

    Hace ahora justamente un año que mi buen amigo Kingii pudo hacerse con una partida de Escalonias que, en un principio, estarían destinadas a formar parte de algún jardín o cierre de finca. Algunas de ellas presentaban bases ciertamente interesantes, algo ocultas tras una gruesa capa de musgo, pero que tras una primera inspección dejaban entrever unas posibilidades ciertamente interesantes para su utilización en bonsái.

    Una de estas plantas me la quedé yo y, aunque tras la primera poda drástica que le había hecho Alberto carecía casi de hojas, un buen abonado provocó una brotación exuberante en apenas un par de meses. A finales de mayo el aspecto que presentaba era ya muy prometedor y saludable. Os lo muestro:

Posible frente
Lado derecho
Parte trasera
Lado izquierdo


Y LA COSA FUE MEJORANDO CADA DÍA

    Como se aprecia en las fotos la dosis de abono fue generosa, consecuencia de la misma ha sido un crecimiento, como os comentaba anteriormente, muy vigoroso. Un mes más tarde el crecimiento era más que evidente, en junio ya tenía este aspecto:





    Transcurridos ya tres meses desde la colocación del abono, este ya había perdido sus propiedades, era hora de retirarlo.


    Ya sin el abono.


    A continuación se le hizo una poda de la nueva brotación para reducir la planta a un contorno que fuese aproximado al definitivo.


    También era necesario sanear el tronco de la planta, que todavía mantenía el musgo de origen adherido.


    En la siguiente fotografía podéis ver el patrón de desprendimiento en escamas que ofrece esta especie. Con algo de paciencia se le van sacando estas placas de corteza hasta llegar a la capa viva, que es de una atractivo color pardo - anaranjado, similar a la de los juníperos.


    Es aspecto, una vez limpio el tronco, es mucho más limpio, ¡ya comienza a parecer algo!


    Ya en ese momento comencé a darle vueltas a la posibilidad de cambiar el ángulo de plantado.


    Me interesaba que el tronco más bajo quedara ligeramente adelantado en relación con el mayor. Además, de este modo, la divergencia de direcciones se hace menos patente.

 
Y LLEGAMOS A LA ACTUALIDAD

    A mediados de este mes de marzo dirigí nuevamente la mirada hacia la Escalonia, a la que no había vuelto a tocar desde junio del año anterior. Tenía en mente trasplantarla, ya que todavía conservaba algo de la tierra original, que quería y debía eliminar. El aspecto que mostraba era el siguiente:


    La base estaba bastante oculta y debía ser sacada a la luz. Parecía prometer, pero no tenía la seguridad de lo que me iba a encontrar debajo debajo de esa capa de musgo y tierra.


    A pesar de haber eliminado buena parte de la corteza muerta el año anterior, los dos troncos ya necesitaban un nuevo "lavado de cara".


    En esta ocasión realicé una selección de ramas y una poda fuerte en la copa. Los troncos se limpiaron, aunque no en extremo, en ese momento el aspecto que presentaba el ejemplar ya había cambiado notablemente.


    Nuevamente pruebo el ángulo de plantación que tenía pensado darle a la planta...


    Aunque no se podía ver en su totalidad, la ligera limpieza del nebari, antes del trasplante, auguraba algo bueno.



    Era hora ya de trasplantar el ejemplar y ver lo que había enterrado. Desde luego las raíces se han desarrollado enormemente durante este año de crecimiento.


    Incluso las rejillas de drenaje habían sido engullidas por el crecimiento radicular.


    Tenía en stock cinco macetas que quería probar para esta Escalonia. Tras los descartes me quedé, finalmente, por esta que ahora os muestro. Es una Yixing de alta calidad, que a mi parecer era la que mejor le sentaba con diferencia.



    Y así llegamos al final del trabajo, donde os muestro el árbol ya plantado en su maceta y con un ligero alambrado de formación.

Parte trasera
Lado derecho
Lado izquierdo
Frente
    Bueno, pues hasta aquí ha dado la aventura de hoy. Espero que os haya gustado y que, a partir de ahora, veáis en las Escalonias una buena fuente de material óptimo para bonsái. Se trata de una especie muy desconocida en nuestro país, pero que puede dar grandes satisfacciones, sobre todo en pequeños formatos, par los que la considero una especie muy adecuada.

    Si a alguno le interesa conseguir un buen ejemplar en tamaño sohin, Alberto Baleato (Kingii) dispone todavía de bastante material donde elegir. Podeis poneros en contacto con él a través de su perfil de Facebock ( https://www.facebook.com/#!/alberto.b.pumar?fref=ts ), de su blog ( http://kingii.blogspot.com.es/ ) o de su página web ( www.kingii.es ).

    Juan Liñares

jueves, 20 de marzo de 2014

Va de rejillas

LA PREGUNTA

    Aunque la mayoría de aficionados usan rejillas de plástico elaboradas artesanalmente a partir de mallas de plástico  de las que se venden por metro en ferreterías, tiendas de bricolage, centros de jardinería, etc., también hay la posibilidad de adquirir unas específicas de bonsái. Suelen venir en bolsitas de unas diez unidades y, que yo sepa, hay dos tamaños diferentes para cubrir las distintas necesidades según sea el tamaño de los agujeros de drenaje de la maceta. Supongo que la inmensa mayoría sabréis de lo que os hablo, pero para los que no, os muestro el aspecto que tienen estas rejillas, es el siguiente:


    El caso es que si miramos más detenidamente estos útiles, vemos que son completamente lisas por uno de sus lados:


    Pero sin embargo por el otro lado presentan cuatro protuberancias:


    Y la pregunta es ¿sabéis todos para que sirven?


LA RESPUESTA

    Pues bien, cuando ponemos las rejillas con estas protuberancias o pequeñas patitas hacia abajo, estamos permitiendo un drenaje perfecto de nuestros árboles, ya que la función de las mismas es dejar una pequeña separación entre la propia rejilla y el agujero de drenaje de la maceta. Se aprecia bien en la siguiente fotografía tomada de perfil:


    Sin embargo, si se colocan las protuberancias hacia arriba, la rejilla se adosa perfectamente a la superficie que tiene debajo, no permitiendo ese drenaje perfecto del que os hablaba.


    Si las colocamos de este modo en una maceta podemos comprobar como siempre queda un pequeño resto de agua que tardará más en evacuar o que, directamente, no lo hará nunca.


    ¡ Ah, que no se aprecia bien ! Pues nada, hacemos la misma prueba con un poco de leche para que el contraste sea mayor y que se vea a la perfección lo que comento.


    Ante estos resultados ya sabéis, si queréis conseguir un máximo de drenaje, hay que poner las rejillas con las "patitas" hacia abajo, pero puede ser también que os interese que quede ese pequeño remanente de agua, a algunas especies les puede beneficiar. En todo caso, el hecho de colocarlas en uno u otro sentido es ya decisión vuestra, mi objetivo con esta entrada era puramente informativo.

    Hasta aquí hemos llegado por hoy, pronto partiremos a la búsqueda de nuevas historias para contarles, a aficionados como vosotros, lo que se está moviendo en este mundo del bonsái.

    Juan Liñares