Otra cara:
Como podeís comprobar por la fecha que figura en las fotos, hace ya casi ocho años de eso. Lo primero que hice con la planta fue pegarle una buena poda, tal y como se aprecia en la siguiente imágen.
Aún no estaba convencido del todo, por lo que acabé rebajando todavía más las ramas que quedaban.
La idea era hacer un bonsái de tamaño sohin, por lo que la altura estaba claro que debía ser rebajada. Además, de este modo, el tronco ganaba protagonismo, aparentando ser más grueso de lo que en realidad era. Por otro lado, dado que las piracantas brotan muy bien tras una poda severa, esperaba que lo hiciese por lugares en los que ahora no tenía ramas pero en los que sí se necesitaban.
Los años fueron pasando, fué trasplantada a una maceta de cultivo que me "molestaba menos a la vista" y, poco a poco, ganó densidad y se le comenzó a dar una primera formación. Continúo pasando el tiempo y, cuando hace unos días la recogí de su banco de cultivo para refinarla, presentaba el prometedor aspecto que se puede observar en las fotografías que siguen. Primero la parte trasera:
Y ahora el frente:
Como se puede observar desbordaba vigor por los cuatro costados, siendo necesario intervenir para evitar que la ramificación fina se hiciese demasiado tosca, lo que ocasionaría un retroceso evolutivo que obligaría a recomenzar con pasos que ya se se tenían dado. Decir también que, para lograr ese aspecto tan saludable, le fue administrado abono sólido (todavía se ven las canastillas) y líquido, tanto foliar como de suelo. Tampoco le faltó nunca el agua que demandaba.
El primer trabajo que se practicó fue pinzar los brotes excesivamente largos hasta que encajasen en el perfil general de la planta.
El árbol fue seleccionado por las curvas que presentaba su tronco, pero un desarrollo excesivo de algunas ramas estaba cortando la visión del mismo. Era necesario podar para poder volver a disfrutar del movimiento de la planta. La primera rama que se podó fue una trasera, pudiéndose observar en la siguiente fotografía como mejora la visón del tronco tras su eliminación.
Otro detalle que suelo realizar cuando trabajo una planta es adecentar la superficie del sustrato. Así estaba antes:
Y así quedó después. Lo que se puede apreciar de verde es un poco de musgo no problemático, por eso se dejó.
El ápice de la planta era defectuoso, parecía plano, incluso la parte trasera, que debía quedar más baja que el propio ápice, se elevaba algo más de lo normal. Había que podar esa zona fuertemente. Para hacerse una idea de la parte de la que estoy hablando, señalo el ápice en la siguiente instantánea.
Tras la poda este defecto se ha solucionado, adquieriendo el perfil de la copa una silueta triangular, más acorde con lo que debería ser.
Un detalle al que hay que estar muy atentos, sobre todo tratandose de un árbol de pequeño tamaño, es a definir bien los perfiles inferiores. Todas las hojas que se ven la foto inferior y que se dirigen hacia abjao, ensuciando dicho perfil, deben de ser eliminadas.
En esta especie (Pyracantha coccinea), conviven hojas nuevas con hojas viejas. Las viejas suelen tener tamaños mucho mayores, por lo que es encesario eliminarlas para crear una silueta más definida y guardar un poco mejor las proporciones. Este detalle se hace realmente más importante en bonsái de reducido tamaño, en los grandes este detalle no importa tanto al carecer las hojas de tanto peso visual en el conjunto.
Para llevar a la horizontal la primera rama de la derecha hubo que poner un pequeño tensor, ya que sinó quedaba con una inclinación de unos 30º.
Os dejo, para finalizar, con el aspecto final que presenta este pequeño espino de fuego, visto desde sus cuatro lados. Espero que os haya gustado.
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La mar está en calma, una suave brisa empuja al navío hacía nuevos horizontes. Quizás la siguiente escala pueda deparar nuevas sorpresas a una tripulación ávida de aventuras. Todos están preparados y deseosos de descubrir, de una vez, lo que el destino les tiene reservado.
Un saludo
Juan Liñares